Quiero que llegues a tu propio florecimiento. Si, pareciera egoísmo… pero ¿Es la rosa egoísta cuando florece?, ¿es el sol egoísta cuando brilla? Tu primera y primordial responsabilidad es florecer, hacerte completamente consciente, lucido, alerta, y en esa consciencia serás capaz de ver lo que puedes compartir y cómo puedes solucionar los problemas.
A mi gente les digo: primero sé egoísta, completamente egoísta: florece. Logra el florecimiento y la fragancia y luego espárcelos. Entonces compártelos con esa gente desafortunada que tienen el mismo potencial que tú, pero a quienes la vida no ha dado la oportunidad de ir hacia adentro para saborear su propia divinidad.
Hay algo que sé con seguridad: que cuando hayas florecido, compartirás. No hay forma de evitarlo. Cuando la flor se abre no hay modo para ella de retener su fragancia y mantenerla aprisionada. La fragancia escapa. Se extiende en todas direcciones. Así que primero tienes que estar satisfecho, contento. Primero, sé.
Después, desde tu ser surgirá una fragancia que se extenderá a muchos. Y no será un servicio, será pura alegría de compartir. Y no hay mayor felicidad que la de compartir tu felicidad.
(Tomado del Libro VIDA, AMOR, RISA, de OSHO RAJNEESII. Desde el Surco Editores, 1991, pp. 94, 95, 96)
Un Ideal, para todos la luz! La Realidad, para nosotros nada!
¿Utopía? Según la Real Academia Española, en su diccionario usual, es un plan, proyecto doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación. “Para todos la luz, para todos todo” para muchos es una utopía, para los idealistas no lo es, en si es la base del Manifiesto Zapatista en Náhuatl dirigido para el pueblo de México pero acogido en todos los pueblos y gobiernos del mundo, plasmado por el subcomandante insurgente Marcos, llamado así para proteger su identidad. Podrán morir las personas con el ideal que luchan por su sueño, “La sociedad perdona a veces al criminal, pero no perdona nunca al soñador” (Oscar Wilde), pero la palabra que vino de la historia ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder. No importa en si los errores y los fracasos de las personas luchadoras que si se atrevieron a intentar hacer posible el ideal, prefiero morir luchando que vivir sin nada hacer, prefiero equivocarme e intentar cambiar el sistema de opresión a que mis hijos sufran sin dignidad.
Cuanto más conservadoras son las ideas, más revolucionarios los discursos. Solo hace falta escuchar una propuesta, una garantía, un ofrecimiento para exigir que se cumpla, tenemos el derecho a quejarnos y a pedir que se cumplan las promesas, a reclamar lo que nos pertenece, el sentimiento de lucha nace de lo más recóndito de la sociedad, de nuestro diario vivir, de las cosas que nos rodean, de la injusticia que vemos todo el tiempo. Los zapatistas perseguían lo que por dignidad humana se merecen todas las personas, tal vez fue un error el levantamiento armado en aquella época con Zapata a la cabeza, causo varias víctimas, pero debemos afirmar que ninguna verdadera revolución no ha tenido muertes, en si todo cambio para bien en un sistema necesita sacrificios. Lo que debemos rescatar de todo esto es el anhelo y no los hechos, nosotros nos relacionamos con el pensamiento.
Techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y paz; esas eran las demandas que propone el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, estas son las exigencias de todos los pueblos del mundo. ¿Por qué conformarse con lo que exponen los malos gobiernos? Personas que dicen simples palabras que al llegar a los oídos nos hacen pensar que son verdades, la sociedad en la que vivimos se ha convertido en seguidora de falsedades, nos hemos convertido en falaces integrantes de la sociedad, simplemente porque así nos enseñaron y no porque queremos. ¿O sí? ¡Debemos cambiar! Tenemos la obligación debemos ser seres pensantes, reflexivos y sobre todo libres, expresarnos sin miedo y sin que nadie nos diga lo que tenemos que decir, es lo que le debemos a nuestra sociedad. Debemos comprometernos a no dejar que nos humillen, todas las personas somos iguales, nos contrasta el dinero y el poder nada más.
No estamos muertos tal vez silenciosos, porque así lo quieren los “poderosos” ¿No podemos pronunciarnos? Si es que queremos todo podemos, lo imposible solo tarda un poco más, por qué seguir a los “dueños” de nuestra sociedad si tenemos una vida propia y cosas porque luchar.
Y así te llegan las verdades, en el lugar más idiota, en el momento menos adecuado, como el amor o la muerte, o la edad que tu tengas en mi caso los 19. Y entiendes, no hay una estadística para el caos. Si hay casualidades y mariposas pero nunca son las mariposas que esperas.
A veces lo que eres no se ve en las cosas que dejas. A veces las cosas se dicen cuando ya no hablas. A veces te llegan las verdades volando entre el pavimento y el smog del cielo. Entre dos estaciones del autobus, parado en la banqueta un martes a las 5:30. Y entendiendes, hay cosas así, cosas que adivinas. Levantar la vista justo en el momento para encontrarte con esa mirada. Voltear a ver el teléfono cuando suena. Palabras que dices al mismo tiempo que otro. Presentimientos. Amigos que llegan en el momento justo cuando más los necesitas. Deja vu. Amor verdadero. Justicia divina. Vueltas de tuerca. Música. Risa. Perdón. Mariposas. No hay estadísticas para eso.
Efectos secundarios 2006.
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